El padre del museo arte erótico americano, Fernando Guinard: Censuras encarnadas


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En Colombia la mojigatería ha afectado negativamente, mucho más que la guerra y la corrupción, el bienestar de la nación. Nuestros líderes roban miles de millones a diario, probablemente porque la noche anterior sus parejas (sean homosexuales de closet o heterosexuales malgeniados) no pararon bolas a sus arrecheras de 3 minutos. Y por desmemoriados no aceptamos el hecho. Menos mal un economista de la Tadeo Lozano montó el MaReA, o sea, Museo Arte Erótico Americano y lanzó un libro que recoge una investigación respecto a la historia del arte erótico desde la época prehispánica, publicación por la que ha recibido elogios y odios en iguales proporciones. Por eso hoy, en lo que parece más un soliloquio que una entrevista u otra cosa más formal, una charla en un sentido, traemos a Fernando Guinard, el economista, quien cuenta sus cuentos al haber sido censurado más veces que la cantidad de tweets que my president logró en su mejor día.

Pero antes, una breve contextualización: el MaReA funciona como museo itinerante, visita bibliotecas, universidades y otros espacios a donde llamen para exponer los cuadros. En la Universidad Nacional de Colombia agradecieron la donación de su libro El Espíritu Erótico a la biblioteca central, del mismo modo que no le dejaron ingresar en una ocasión sus cuadros de desnudos. De forma contestataria fundó la Revista OJOS, la razón es que en SOHO le ignoraron y subestimaron.

Bueno Fernando, te conozco lo suficiente para obviar biografías que se pueden encontrar en internet; dime qué sabes de censura. La has vivido alguna vez seguramente, pero quisiera saber qué es la censura para ti.

La historia humana es terrible. Todos los que han estado en el poder han sido unos asesinos ni los verracos, y siempre los que estén en el poder van a censurar a los que piensen diferente, los que no estén de acuerdo con la manera como quieren gobernar. Siempre son conductistas. Entonces la censura en la libertad de expresión siempre ha existido en cualquier gobierno, sea de emperadores, de zares, reyes (franceses, ingleses, españoles), sea cualquier tipo de organización africana o asiática. La violencia en el caso de occidente, la iglesia siempre ha tenido el papel censor, con la inquisición, a los que creían corruptos, a los que pintaban cuerpos desnudos, censura a los que no creían en las mentiras. Y a partir de la alianza con Constantino pues se volvieron los asesinos más grandes del mundo.
En el proceso que yo manejo, que es el Museo Arte Erótico Americano, cuando uno analiza la historia del arte colombiano, es una historia muy divertida. Por ejemplo te voy a bajar un libro que yo tengo, y te muestro cómo es la historia.

Pero claro Fernando. Muéstrame todo lo que quieras. Mientras vas, yo me quedo acá mirando tanto desnudo en las paredes.

—Bueno, por ejemplo estos países latinoamericanos que fueron dominados por las coronas españolas y francesas y portuguesas, estaban en la época en que la inquisición arrasó con toda la cultura nativa, entonces queda muy poco de lo que se conserva de arte erótico puesto que ellos lo destruían y quemaban.
El primer cuadro que se expuso en una galería del país fue en 1899, creo, que fue el cuadro de Epifanio Garay, que era una mujer desnuda con un tipo. Era una vaina toda teatral. Los que organizaban esa exposición colocaron en la entrada “Entre bajo su propia responsabilidad”. Después vino Débora Arango, que era una rezandera paisa, una señora rica. Pero era tanta la corrupción, tanta la malparidez de la clase política conservadora y liberal, que ella siempre denunció esa corrupción. Siendo rezandera y creyente era tal el asco. Entonces sus colegas decían que siendo ella así y pintando esas temáticas tan asquerosas, entonces ella dijo: «jueputa no me jodan más; no vuelvo a pintar ni quiero que sepan nada de mi vida. NADA», y se abrió 50 años. Cuando tenía 80 entonces la reconocieron y que la maestra y que la dura y que no sé qué, y que está en el Museo Nacional, pero ella fue una de las mujeres que más censura sufrió en la patria.
Le voy hablar del proyecto mío. Una de las peores censuras que tenemos lo que estamos en algún proyecto que se pueda llamar pionero, o contestatario son los para-artistas o para-intelectuales, lo que se las dan de artistas o intelectuales, así como también llamamos los parapolíticos o paranormales, esos son los peores amigos que tienen las personas que hacen aportes nuevos. Como los enemigos que tenía Obregón cuando era precursor o Negrette o Marta Traba. Toda la gente que viene detrás, los que no son pioneros y sí son enemigos son censura. Entonces los intelectuales que se las dan de intelectuales vetan todo lo que hacen los de la vanguardia, como la censura que hubo en la Universidad Nacional con la dictadura de los conceptuales.

Cuando se sacó este libro lo presenté al Museo de Arte Moderno, y al ser algo novedoso, entonces tuvo mucho éxito y mucha prensa pero casi de inmediato empezó la censura. Y cuando fuimos a Medellín presentando el libro el cardenal sacó un artículo en el periódico, inmundo, que se lo voy a leer más o menos.

«El libro maneja un concepto confuso de erotismo. ¿Los desnudos de Botero, los de Morales son realmente eróticos? » Escribió Darío Morales. Una mujer gorda de Botero, eso es como si uno es homosexual y le ponen una mujer divina, si a usted no le gustan las mujeres pues a usted no le despierta el erotismo, el erotismo está en la mente. Este escritor dice que el desnudo de Botero no es lo erótico, pero en Botero está es la voluptuosidad de la forma; Botero es tan verraco que a lo más feo que son las mujeres gordas él las llevó a la estética, les dio voluptuosidad y les volvió provocativas. Y Darío Morales piensa que eso no es erótico. Entonces ese es mi discurso, que los que no son intelectuales, son los mayores enemigos que tiene uno cuando se tienen proyectos que son pioneros. Ese es el discurso que yo tengo, puede que sea falso.

Otra censura: en este libro a Luis Caballero lo llamé a París y me dio permiso para publicar una obra, me envió una obra a la galería de Garcés Velázquez. Entonces yo dije: «pero si Luis Caballero es homosexual, ¿por qué no va a mostrar el homosexualismo?» Eduardo Serrano, que era el curador del Museo de Arte Moderno me dijo «yo tengo un dibujo de Luis Caballero que me regaló y muestra el homosexualismo»; yo dije «pues yo lo voy a publicar y no le voy a pedir permiso» entonces publiqué este cuadro.

-Señor lector, o señora lectora, por motivos legales decidimos omitir la reproducción de esa imagen en nuestra revista. Sí, la censuramos. Todavía no podríamos costear un buen abogado llegado el caso. El cuadro en cuestión presenta el coito anal de dos hombres en primer plano-.

Carta de Luis Caballero

Yo publiqué este cuadro de Luis Caballero sin permiso de él y sin permiso de nadie. Entonces cuando saqué este libro mandé a que se lo entregaran y luego me llamó el de Garcés Velázquez diciendo: «te voy a demandar, ese cuadro… Luis está muy molesto, no lo autoriza. ¡¿Por qué lo sacaste sin permiso de él?! Te voy a meter a la cárcel». Yo me asusté y me fui a donde el otro señor y le dije: «yo qué me voy a poner a pelear con los Caballero, si esos son una familia muy poderosa, me encanan. Entonces dije, si me encanan pues más se va a vender el libro y mejor la bulla». Serrano me dijo que le escribiera una carta pidiendo disculpas. Luis me mandó una carta diciendo: ‘Nunca fui consultado sobre la reproducción del dibujo que aperece en su libro. Por tratarse de un dibujo especialmente intimo y privado me parece que usted no ha debido publicarlo si mi autorización’

Entonces Serrano me dijo: «respóndale usted, yo no creo que él se vaya aponer a pelear conmigo» (porque Serrano era como el cómplice de él). Entonces nosotros le escribimos una carta a Luis Caballero que dice:

Hemos recibido su mensaje, a través de la Galería Garcés y Velázquez, en el cual nos manifiesta su molestia por no haber solicitado su autorización expresa para insertar en nuestro libro El Espíritu Erótico, el dibujo dedicado a Eduardo Serrano y que su actual propietario consideró adecuado para acompañar, entre otras obras clásicas, el texto introductorio de la obra. […] Reconocemos que está en todo su derecho de plantearnos su desacuerdo. Si a usted le parece que recibiría una adecuada satisfacción eliminando ese dibujo de futuras ediciones, tendríamos el gusto de hacerlo, ofreciéndole un espacio para otra obra.
Cabreado porque se le publicó una obra de lo que él hace, vaina rara, ¿no?

—Oye Fernando, debo irme a coger uno de esos buses largos y arrugados en el centro. Lo siento de verdad, me gustaría mucho quedarme en tu casa un poco más. ¡Qué gentil eres al recibirme esta noche! Nos vemos en alguna exposición, o alguna asonada, lo que venga primero.

Después de salir, sentí un descontento en la moral. ¿Por qué censurar y opacar esos esfuerzos por comprender el cuerpo y la sexualidad humana? Luego, con cierto aire intelectualoide pensé: «esa sociedad que no sabe que tiene pene y tetas, que los puede usar y disfrutar, no tiene porqué dárselas de superior». Creo que fue eso, ya no lo recuerdo. A lo mejor ese pensamiento regrese a mí si le sigo la pista al MaReA. A lo mejor con esta intención Fernando publicó el libro, tal vez con esa misma fuerza es que decide realizar talleres de sexualidad para los jóvenes durante las exposiciones, tal vez ese afán de desnudos sea un eufemismo para denunciar lo atrasada de nuestra sociedad. Tal vez, sólo tal vez, en algún momento los erotómanos sean mayoría y la nueva censura sea el conservadurismo. Pero si queremos que eso ocurra o no, lo primero a realizar es no comer entero, dudar de todo para construir criterio. Y como por principio soy Hegeliano, voy a disfrutar de una buena película porno, o posporno, mejor.

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