Conjunto habitacional

Margarito Cuéllar, Fotografía Marcela Sánchez

 

(La casa de los pájaros)

El problema no son las tolvaneras
ni los patios poblados de ramas secas
ni los pájaros, indecisos entre hacer nido o migrar.
Un árbol con tanto movimiento, piensan
no es buen sitio para quedarse.

 

(Casa del ausente)

Al que se va una parte de cielo lo acompaña.
Al regresar, sus huellas fueron borradas por el viento
y donde debió de estar la casa
un desconocido que se parece a mí
coloca la primera o la última piedra.

 

(Casa del forastero)

Contempla el rosa desteñido de la patria:
nadie lo reconoce.
Muestra las manos que la alzaron
y las fotos de un niño que mira con asombro
manuscritos firmados en ese domicilio.
“Mírame bien –aúlla- yo soy el que regresa.”
Pero ya la ciudad se desmorona
como las piezas de un tren
pegadas a las vías con alfileres.

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