Cuando yo me muera


Cuando yo me muera, que sólo mujeres me manipulen en la Jevra Kadisha y hagan con mi cuerpo lo que les dé la gana: que limpien mis oídos de las últimas palabras que escuché, arranquen de mis labios las últimas palabras que dije, borren de mis ojos las imágenes que vi, suavicen mi frente de preocupaciones y doblen mis brazos sobre mi pecho como las mangas de una camisa recién planchada.

Y humedezcan mi carne con aceite perfumado para ungirme rey de la muerte por un díay arreglen en la base de mi pelvis, a manera de frutero, testículos y pene, ombligo y pelo crespo, como una ornada naturaleza muerta de algún siglo pasado, una muy muerta naturaleza sobre fondo de raso oscuro, y que me hagan cosquillas en la boca y en el ojo del culo con una pluma para comprobar.

¿Todavía está vivo? Y rían y lloren por turnos y me administren el masaje final de tal manera que pase de sus manos a través de mí el mundo entero hasta el fin de los días.

Que una de ellas cante “Dios, pleno de misericordia,” y entone con voz dulce “Seno lleno de gracia”.

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