Delirio

Me sé herencia de las caídas.
Sombras de luna
en un mar de sombras.

Huelo a mil pupilas entreabiertas
que claman por un segundo negro…
Los colores arden en tres dimensiones,
miles de manos extendidas
se asoman por mi lagrimal.

Rasgo con mis dientes las nubes
que se imprimen en la aurora
como líquenes resecos.

Los peñascos se erizan
frente a mi piel de mármol,
harina, sangre,
nudos y despojos de cristal.

Me caigo quieta,
me elevo sorda,
duelo lento…

La carne me muerde,
me salpico de alas,
mi lengua nace
de una piedra.

No hallo el camino
hacia mis dedos.

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