Destino final del universo


Black holes, Blue light, PD NASA- Licencia cc

« […]¿Quién, en fin, al otro día, cuando el sol vuelva a brillar,
de que pasé por el mundo, ¿quién se acordará?»
Gustavo Adolfo Bécquer
Rimas y leyendas

Al principio todo era oscuridad y entonces se dijo: ¡hágase la luz! y luego la luz fue hecha, y se pudo ver que todo esto era bueno. Pero todo nacimiento trae consigo un destino, una sentencia: la oscura hora de la muerte, y ni siquiera el universo en toda su inmensidad parece ser capaz de escapar a esta ley.

Un día se concibió una nueva vida, 10-35 segundos después de eso era una densa y caliente bola de materia y energía cuatridimesional. Esta vida creció y hoy es un joven y hermoso universo, su edad actual es de unos 15.000 millones de años y se prevé que en otros 10100 millones de años más, la muerte acabará con él para siempre. Nadie lo lamentará, le importará o lo recordará. Todo lo que ha existido, existe y existirá, incluso el tiempo y el espacio morirán en conjunto, por siempre y para siempre. Al menos, claro, esa es la idea que tiene la ciencia de este joven amigo al que llamamos Universo.

Pero, y ¿cómo será este final? En realidad no lo sabemos, carecemos de aquel conocimiento, así como ignoramos todo acerca del fin de nuestra existencia. Sin embargo, podemos hacernos una pequeña idea de lo que sucederá con base en las leyes conocidas de la naturaleza. Existen muchos posibles finales teóricos, pero dos de ellos, para mí, despiertan el mayor interés. Dos muertes asombrosas pero completamente opuestas: el fin que da paso a una nueva vida y el fin que acaba con la esperanza de una nueva existencia.

En el primero, sucumbe en una gran implosión ante las enormes fuerzas gravitacionales, en un colapso hacia una nueva singularidad. El universo se convierte en algo ardiente y aplastante, más caliente que el centro de la tierra, que el Sol, que todo cuanto pueda imaginarse, con temperaturas de 10100 Kelvin. El segundo, es la muerte térmica, gobernada por la Segunda Ley de la Termodinámica que deviene en una expansión infinita y fría, tanto como el último círculo del infierno, como si se tratara del peor castigo: el reservado para los traidores, descrito maravillosamente por Dante en su Divina Comedia.

Gran implosión y universo oscilante

A sus escasos ocho años de edad y por uno de esos accidentes de la vida, Juanito deja caer una manzana y esta le golpea uno de sus pequeños y delicados pies. Entonces mágicamente él aprende, aunque aún no lo comprende, que los cuerpos materiales son atraídos por la enorme masa de la Tierra. Aún a su corta edad, para él, esta premisa ya es una ley universal. Nosotros la conocemos como la Ley de la Gravitación Universal, la cual curiosamente tal vez fue también descubierta por Isaac Newton gracias al golpe de una manzana sobre su cabeza (William Stukeley, 1752).

Juanito juega y lanza la manzana hacia arriba, pero esta vuelve a caer y no importa que tan fuerte la lance, esta siempre querrá golpear su cabeza. Sin embargo, cuando Juanito crece aprende a construir cohetes y se da cuenta de que si uno de ellos es lanzado con la velocidad suficiente para alejarse de la superficie de la Tierra este nunca volverá. A esta magnitud la conoce como rapidez de escape. Nuestro joven amigo Universo es como Juanito, arrojó sus manzanas primordiales el día de su nacimiento lo más fuerte que pudo, pero como tenía mucha energía y estaba algo distraído: no está seguro de si alcanzarán la velocidad de escape y si tal vez nunca más volverán a caer.

Si las manzanas primordiales (materia y energía, espacio y tiempo) no fueron lanzadas con suficiente fuerza entonces la gravedad las hará retornar. Lo que fue lanzado alguna vez, volverá a caer y aquella pequeña pero ardiente y densa bola de fuego primordial regresará a su estado inicial. No será en realidad idéntica a la original, pero se parecerá bastante a lo que fue en principio. Entonces tal vez, al reunirse todo de nuevo, este vuelva a renacer, quizás haya una nueva gran explosión, ¡un nuevo Big-Bang! De ser así, nuestro universo tendrá un descendiente y si este tampoco alcanza la rapidez de escape entonces también tendrá otro descendiente y este otro, hasta que la gravedad lo permita o puede que lo haga infinitamente. Morir para dar origen a una nueva vida; no podrá conocer a su descendiente pero vivirá a través de él, como en un final romántico y melancólico, pero ¿qué sería de la vida sin algo de romanticismo y melancolía?

Black holes, Blue light, PD NASA- Licencia cc
Visión artística de un agujero negro con disco de acreción. Black holes. Blue light. PD NASA. Los agujeros negros son actualmente los cementerios del universo, una vez algo cae allí nunca más regresa.

Muerte térmica del universo

Natalia tiene una mirada como ninguna, ver sus ojos es como ver el universo a través de un telescopio, su inigualable belleza solo se compara con la del firmamento, como una de esas maravillas que pocos logran observar realmente. Su mente está organizada como ninguna, le gusta tener todo bajo control, su vida entera siempre ha girado en torno al orden y siempre busca ser todavía más ordenada. Así lo es en sus estudios, tiene un novio algo extraño pero que la hace muy feliz, y siempre le gusta ver su casa muy aseada y en su lugar. Pero un día simplemente se aburre de eso, de la monotonía de la vida, algo pasa y ella cambia para siempre. No lo entiende, simplemente todo cambia: deja a su extraño novio, su amado estudio, su particular familia y hace una vida lejos de todo y de todos. En cierta manera eso la emociona, pero no entiende por qué de un momento a otro todo cambió. Ella no lo sabe pero resulta que el orden no puede existir por siempre: ¡es la Segunda Ley de la Termodinámica! Y de repente su vida se vuelve un gran caos, su información se pierde y no sabe qué hacer y pues obviamente ella trata de volver al orden, pero ya no es posible y su vida es cada vez más caótica.

Resulta que a diferencia de las demás cantidades de la naturaleza que normalmente procuran conservarse: la entropía tiende a aumentar siempre. Es el caos, el orden que continuamente desaparece y esta es una ley absoluta de la naturaleza. A nuestro amigo Universo le pasa lo mismo que a Natalia, de por sí ella hace parte del universo y es un reflejo de aquel. Así todo el orden que vemos a nuestro alrededor, los organismos vivientes, la estructura de la materia, la civilización, toda esta organización desaparece constante y lentamente, así sucederá hasta que un día todo se llene de una gran cantidad de entropía. La estructura de la materia se perderá. Adonde quiera que veamos, si pudiéramos hacerlo, solo veríamos una calma infinita. La información habrá desaparecido para siempre y el orden que describía el mundo ya no existirá. Todo es frío, es un caos extraño, todas las estructuras y leyes que gobernaban el universo ya no estarán. Quedará una horrible y tranquila paz sin fin, el olvido de todo lo que existe y haya existido jamás, será la muerte del orden, el fin absoluto de la información, la extinción de la vida en todas sus formas, un caos tan homogéneo que para entonces el universo tan solo descansará en paz.

¿Y entonces cuál es el destino final del universo?

Nadie sabe cómo será realmente este gran final. Tal vez el universo llegue a una calma infinita o puede que vuelva a una densa bola caliente primordial. Tal vez no haya otro universo después de este o puede que existan en este momento muchos más. Quizás el universo no tenga realmente un inicio o un final. Solo sabemos lo que observamos y esto nos lleva a deducir que todo terminará en una expansión infinita que congelará el universo para siempre como víctimas absolutas de la Segunda Ley de la Termodinámica, al menos eso nos muestran las leyes conocidas de la física y las observaciones astronómicas. Al final, probablemente es el destino que tenemos que pagar todos los seres vivientes a cambio de la oportunidad infinita de la vida.

¡Pero no todo está perdido aún! Hay quienes creen que nada de esto sucederá, y que no hubo un inicio y no habrá una muerte: que nuestro amigo tan solo se burla de nosotros haciéndonos creer que algún día perecerá. No sé, tal vez el nuestro se trata de un universo cómico. Sin embargo, las observaciones astronómicas y los conocimientos que tenemos en la actualidad nos llevan a creer que sí hubo un inicio y que habrá un final. Aparentemente las probabilidades están a favor del frío, de la Segunda Ley de la Termodinámica que nos dice que todo tiende al desorden, que la entropía aumenta y siempre lo hará, que la información se perderá en algún momento para siempre y que así nuestro amado universo será condenado al mayor castigo, como un traidor al frío eterno, en el último círculo del infierno.

Pero si me lo preguntan, creo que una vez la vida se abre paso no hay algo que la detenga y nada, ni siquiera las leyes inmutables que nos gobiernan lograrán darle fin. Claro, por ahora es solo mi opinión acerca de la vida y mi constante e infinita búsqueda de la esperanza de una eternidad, pues después de todo, al menos para mí: ¿qué sería de la vida sin el misterio eterno de aquello que viene al cruzar el túnel de la muerte?

Bibliografía

Bécquer, G.A. (2001). Rimas y Leyendas. Pehuén Editores. Disponible también en la web http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/becquer/gab.htm
The Royal Society (s/f). Memoirs of Sir Isaac Newton’s life. Disponible en https://royalsociety.org/library/turning-pages/
Alighieri, D. (2014). Research Edition of the Divine Comedy. Disponible en http://www.divinecomedy.org/divine_comedy.html
Davies, P. (1985). Del Big Bang a la catástrofe final. Barcelona: Salvat.
Scientific American, (1989). Cosmología. Barcelona: Prensa Científica.

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