El deseo ciudadano: un análisis a partir de los imaginarios de Armando Silva


Armando Silva es Filósofo de la Universidad Nacional. Fue uno de los principales colaboradores en la fundación del Instituto de Estudios en Comunicación y Cultura de la Universidad Nacional (IECO) y profesor emérito de las líneas de profundización: Comunicación Visual. Es autor de importantes teorías sobre el urbanismo contemporáneo y ha participado en numerosos eventos de arte y cultura en todo el mundo. La más destacada de sus teorías es la de Los imaginarios urbanos. Según esta teoría, los imaginarios de la gente no sólo constituyen representaciones de naturaleza mental; éstos además adquieren cualidades materiales al incorporarse en objetos que encontramos en el diario transitar por la ciudad. Estos pensamientos se pueden archivar a manera de escritos, imágenes, sonidos o producciones de arte. Siguiendo esta perspectiva, Armando Silva ha recolectado un sinnúmero de imágenes urbanas en todo el mundo, consignadas en toda su obra.

Contestarte:
¿Cómo llegaste al tema de la ciudad y del arte? ¿Cómo fue ese camino?

Armando Silva:
Bueno, pues mira: ésa es una ruta muy clara la mía. Yo estaba estudiando con Humberto Eco en Italia sobre las iconografías urbanas y fui avanzando desde allí sobre el tema del grafiti. Cuando regresé a Colombia, había un acontecimiento muy importante, y es que comenzando la época de los 80, los estudiantes rompieron con la tradición de hacer grafiti solamente de leyenda, antiimperialista, y empezaron a hacer grafitis con figuras, caricaturas, realizaron performances, etc. Ahí me di cuenta de que no existía una teoría en grafiti. Para la gente, el grafiti era sencillamente lo que se hacía en los muros, y no es así. Entonces comencé una investigación que duró del 80 al 86, recopilando todo lo que decían las paredes de la Universidad Nacional de Colombia y de ahí resultó un libro llamado “Grafiti: una ciudad imaginada”; ahí se postuló por primera vez una teoría del grafiti que no existía ni en Colombia ni en otras partes. Después me fui a estudiar a Francia y allí el problema que empecé a indagar ya no era el grafiti, sino la gente que lee el grafiti; entonces me apoyé mucho en el psicoanálisis. Comencé a examinar cómo era el deseo ciudadano, cómo se expresaba.

Entonces empecé a darme cuenta de que hacia donde yo avanzaba era más allá del grafiti, era más bien hacia la construcción de imaginarios urbanos. Lo que yo planteo es que hay un enfoque de la ciudad que es un enfoque técnico, urbanístico o económico, y hay un enfoque que es cultural. Ese enfoque, que viene de las sensibilidades ciudadanas, yo les llamo los imaginarios, que en pocas palabras: es la relación de la parte estética con la ciudad.

Los juicios del gusto no están solamente en el arte, sino que la vida está impregnada de estética. Entonces lo que yo hago es estudiar esa vida impregnada de estética y lo que he hecho en los últimos años es precisamente entender que hay un urbanismo del cual se ocupan los arquitectos y hay otro urbanismo del cual nos ocupamos los investigadores sociales.

Contestarte:
Los arquitectos mencionan lo importante que es en su profesión construir una casa o planificar un espacio en la ciudad a partir de lo que la gente percibe o de lo que es significativo para ellos, y no a partir de lo que un arquitecto piense que debe ser

Armando Silva:
De eso se trata mi labor. A partir del enfoque que yo he desarrollado se ha originado un proyecto en veintidós ciudades. Eso es lo que pretendemos: que la arquitectura se transforme, que no ocurra eso que están diciendo; por eso, si ustedes se dan cuenta, lo que yo planteo es una teoría al otro lado de la globalización. Sí, utilizo lo global en cuanto a las herramientas, pero no lo global en términos del sitio, pues los imaginarios son una teoría de lo local, de los localismos. Lo que hago es estudiar en la gente cómo piensa el espacio, cómo piensa el miedo, cómo piensa el dolor y cómo lo representa; cómo construyen mapas mentales de miedo. La llamada “Calle del Cartucho” en Bogotá, por ejemplo, es un mapa de miedo. Aun cuando la gente nunca haya ido al cartucho, siente miedo porque se construyó un imaginario que circuló por los medios.

Contestarte:
¿Qué diferencia existe entre los croquis urbanos y los imaginarios urbanos?

Armando Silva:
Así como en términos de una geografía física se habla de mapa, en términos de una geografía cultural se habla de croquis. Es el mismo mapa pero sentido, vivido por las personas. Por tanto, los cuatro que estamos acá podemos tener un croquis de miedo diferente. Los croquis son visiones del mundo pasados por un punto de vista urbano. Puede haber croquis sólo de las mujeres u otros que son de hombres y mujeres, como por ejemplo, el miedo al cartucho. Entonces los croquis son los imaginarios encarnados ya en un punto de vista de urbano. Yo trabajo nueve puntos de vista urbanos, pero los más importantes son el de género, el de clases sociales y el de las edades.

Contestarte:
¿Has investigado imaginarios globales?

Armando Silva:
Yo participé en una investigación muy grande que financió una entidad sueca para la Bienal de Sao Paulo del año 2006, y era acerca de los imaginarios globales. Este trabajo lo pueden conseguir, se llama: Cats and Microwaves. Es una serie que realicé con otros profesionales de Europa del Norte, Galoop, una empresa que realiza estadísticas a nivel global. Aplicó un cuestionario en muchas ciudades del mundo y encontramos dos imaginarios principales: el miedo y la intervención sobre el cuerpo.
Podría decirse que lo que yo hago es contradictorio, porque el sentimiento del miedo es global. Sin embargo, la forma como tú lo apersonas siempre es local. En otras investigaciones encontré que el sentimiento que une a toda América Latina desde los imaginarios es el miedo. Aún en una de las ciudades más seguras, el miedo domina a los ciudadanos. En Santiago de Chile, por ejemplo, todavía se vive el imaginario de Pinochet, del terror ciudadano…,todavía! Y no es porque ya haya seguridad que ese imaginario desaparecerá. Aquí se puede acabar la guerrilla, pero seguiremos con el imaginario de la guerrilla por mucho tiempo; porque una cosa es que el objeto físico desaparezca y otra cosa es que realmente los sentimientos no van a la par.
Con base en los imaginarios yo vaticino el futuro, no porque sea Pitonisa; de hecho, yo consideré que Mockus iba a ser alcalde cuando era sencillamente un colega mío. Y ahora yo vaticiné que el alcalde iba a ser Moreno, por una razón muy clara: porque él estaba vendiendo el metro y lo que la gente quiere en Bogotá es el metro. Por eso mis teorías se empiezan a relacionar con lo que se llama la Prospectivística, que son los análisis del futuro; pero yo los trabajo no especulando, sino a partir de los sentimientos de la gente.

Contestarte:
¿Nunca te ha interesado lo rural?

Armando Silva:
Lo que pasa es que mira como son las cosas: hoy en día las teorías de los imaginarios urbanos es una teoría que está entre lo rural, ¿por qué? Yo considero que el mundo hoy en día cada vez más es un mundo urbano; las diferencias entre ciudad y campo se pierden. Entonces, ¿de dónde viene el urbanismo? De todo lo que es la contemporaneidad, es decir: la tecnología, los medios de comunicación, el arte público, etcétera. El mundo natural es cada vez más intervenido por el saber. Las sociedades de conocimiento son sociedades urbanas. El conocimiento interviene y transforma el medio ambiente.

Contestarte:
Una amiga proveniente de un pueblo me comentó que, cuando llegó a Bogotá, las personas le parecieron muy frías y poco colaboradoras. En cambio en su pueblo todos hablaban con todos y eran muy amables; los desconocidos hablaban entre sí como si fueran conocidos.

Armando Silva:
Claro, pero eso también puede ocurrir en Bogotá en un barrio, en un edificio por identidades de clase. Pero sí, lógicamente en lo que llamamos pueblo está esa vida más apacible; hay más comunicación interpersonal. Pero en ese mismo pueblo al que le llega la televisión, la gente empieza a vestirse como el Chavo del Ocho, y también lloraron a Michael Jackson. Ya en Colombia, el 97 por ciento de los colombianos tienen servicio de televisión, y la televisión es un factor urbanizador muy fuerte. Pero no quiere decir que no haya charlas coloquiales, como la que estamos teniendo nosotros hoy

Contestarte:
¿Qué transformaciones crees que produjo la teoría de los imaginarios urbanos?

Armando Silva:
La imagen de ciudad en mis investigaciones no es un concepto físico. Los imaginarios no son físicos, no se ven, mientras que la imagen de la ciudad, del arquitecto, sí se ve. Entonces, desde ese punto de vista, ¿qué transformó la teoría de los imaginarios? Que los imaginarios ya no sólo se van a estudiar visualmente, sino que hay otras fuentes, ¿cómo cuales? La lingüística, las narraciones, los cuentos, los relatos, los acontecimientos; todo eso pasa a ser parte de un territorio. Entonces el territorio pasa a ser un algo que no solamente se ve físicamente, sino que además se nombra, se evoca, se imagina. El territorio pasa a ser una expresión de los imaginarios, pasa a ser parte de lo invisible, que toma lugar, pero ya no en lugares físicos. El miedo puede ser hoy el cartucho, pero mañana puede ser Chapinero.

Contestarte:
Si, por ejemplo, surge un imaginario sobre una epidemia de gripa en una universidad y realizas una investigación que demuestra que no hay tal epidemia, ¿comunicas esos resultados para desmentir dicho imaginario?

Armando Silva:
Sí. Yo trabajo con estadísticas como trabaja cualquier investigador social, pero a su vez trabajo con otras técnicas que son más del arte, como la fotografía o estudios de álbumes de familia, que es mucho más del lado de la antropología simbólica. Trabajo con instrumentos duros de análisis, con la semiótica, con la lingüística, con cuadros semióticos.
Hay situaciones donde los imaginarios no tienen sostén real y hay ocasiones en que sí lo tienen. La gripa porcina comenzó con un sostén real, pero se convirtió en algo sin sostén real: fue amplificada en general en el mundo. Un caso que era, digamos, bastante rutinario, se convirtió en algo tan grande que incluso hizo que México fuera señalado. Argentina no dejaba entrar aviones de México. Y mira cómo son las cosas: Argentina hoy en día tiene más personas con gripa que México. Se trataba de un imaginario porque no era cuestión de no dejar entrar a los aviones, eso ya estaba en el ambiente y se les iba a entrar por todos los lados. Los imaginarios se desarrollan donde hay más capacidad mental de ampliar o de reducir los fenómenos ¿En qué circunstancias uno amplía o reduce los fenómenos? En el miedo, en la política, en el sexo, en la conquista. En todas esas situaciones donde se pueden ampliar los sentimientos es donde hay más producción de imaginarios, por ejemplo, en el amor, en el amor hay muchos imaginarios […]

Contestarte:
¿Crees que los medios de comunicación manipulan mucho nuestros imaginarios?

Armando Silva:
Yo no utilizo mucho la palabra manipulación, sino más bien, ellos son constructores de imaginarios. Por ejemplo, ocurre la toma que ahorita tienen los pobres en el cartucho o de lo que era el cartucho, y los medios van y creen que es lo que está allí y sin darse cuenta están ayudando a segmentar más a esa gente y a volverlos unos sospechosos. Ellos no necesariamente son conscientes de eso, porque ellos tienen percepciones del mundo. Ahora puede ser que deliberadamente digan: “vamos a mostrarlo así para perjudicar al alcalde o al presidente”, ahí sí hay manipulación. Lo que pasa es que los medios también tienen visiones del mundo. Entonces lo que hacemos los investigadores como ustedes o como yo es deconstruir eso, mirar cómo funcionan esos fenómenos como visiones del mundo. Igualmente, la literatura es constructora de visiones del mundo, por ejemplo, García Márquez, como ve a Colombia, es mucho como la ven los de afuera; ellos creen que esto es como Macondo.

Contestarte:
¿Te defines como un antropólogo urbano?

Armando Silva:
Sí hay algunas personas que me han llamado así, yo no soy antropólogo. Me defino más bien como un investigador contemporáneo de lo urbano, como un filósofo del urbanismo contemporáneo.

Contestarte:
¿En un futuro planeas hacer un nuevo trabajo sobre los imaginarios de Bogotá, teniendo en cuenta que los imaginarios cambian?

Armando Silva:
Sí, está muy bien tu pregunta. Una de las críticas que me han hecho a mí es que los imaginarios son cambiantes. ¿Para qué hago teoría que dura un segundo o dos días? Entonces digo: “eso no es cierto porque hay imaginarios que duran mucho tiempo”, de hecho, Bogotá vive todavía un imaginario que fue el asesinato de Gaitán y después se repitió ese imaginario en el asesinato de Galán. Y se volvió a repetir en el asesinato de Garzón. Hay otros imaginarios que por supuesto son muy efímeros, por ejemplo, podría ser el del cartucho.

Sin duda alguna el material escrito y visual, producido y recolectado por Armando Silva, constituye un consolidado muy valioso, en tanto que se trata de una obra que, aunque no tenga un fin artístico como fin originador o como fin consciente, cumple un papel muy similar al del arte de los museos y de las galerías: permitirnos vislumbrar la materia espiritual del ser humano. A una luz de la teoría de los imaginarios urbanos, podemos analizar formas estéticas de lo humano, fuera de los espacios de observación tradicionales, es decir: en los espacios urbanos.

Agradecemos de manera especial a Armando Silva por concedernos esta entrevista.

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