Censura a la nada

Una repisa y dos mesas eran todo el staff del stand nadaísta en la 25a Feria Internacional del Libro. Como haciendo honor a su nombre, al lado de otros stands abarrotados de libros, afiches, música y vendedores compulsivos, encontramos la nada, las tres paredes blancas y un par libros puestos tímidamente sobre la mesita. Llevan trece años en la feria, pues es una manera de darse a conocer, que la gente los lea. Sobre la feria, Elmo Valencia dice:

«Aquí la gente casi no lee, es analfabeta o es muy rara; aquí leer es muy verraco, hay mucha gente que llega y pregunta: «ha oído hablar del nadaísmo», pero en realidad no sabe, es que ni yo sé que es el nadaísmo (risas)»

Le parece que la feria es algo estúpida, pues ¿cómo va a venir un proletario a gastarse eso: siete mil pesos de entrada, más lo del pasaje? ¿Con qué plata va a comprar libros? Los restaurantes que cobran veinte mil por un almuerzo y ¿Saben cuánto vale un localcito de estos? Millón y medio… ¡millón y medio! No hay otra parte del mundo en la que se cobre por la entrada a la Feria del libro. «Los profesores deberían insinuarle a los padres de esas manadas de niños, que ahorren para comprarse un librito, en vez de dejarlos botados en los pabellones» (Elmo Valencia, entrevista, 29 de abril de 2012).

Así empezó nuestra entrevista con Elmo Valencia, nadaísta caleño que está más allá de la nada y el todo. Se enlistó desde la adolescencia en eso que pretende ser ni vanguardia, ni institución o causa: el nadaísmo.

Nuestra misión era esta:

No dejar una fe intacta, ni un ídolo en su sitio. Todo lo que está consagrado como adorable por el orden imperante en Colombia, será examinado y revisado. Se conservará solamente aquello que esté orientado hacia la revolución, y que fundamente por su consistencia indestructible los cimientos de la nueva sociedad. Lo demás será removido y destruido (Valencia: 17. Bodas sin Oro)

¿Cómo comenzó el nadaísmo? «En primera medida no fue un movimiento literario, lo comenzamos para empezar a joder, a protestar, que la autoridad se molestara, empezamos con pura violencia, nos conocían era como terroristas» (Elmo Valencia, entrevista personal, 29 de abril del 2012) ¿Y cómo empezaron a joder?, con actos pánicos, performances públicos que rompían con la tranquilidad de la urbe. En Colombia, nadie había osado irse contra la iglesia, nuestros jóvenes nihilistas cambiaron eso con el primer acto pánico en los años sesenta: «se efectuaba en Medellín un congreso de escritores católicos, la crema de los intelectuales, entonces lanzamos un pedo químico y las monjitas salieron llorando» (Elmo Valencia, entrevista, 29 de abril de 2012)

El segundo acto pánico reconocido fue «La quema de libros clásicos frente la Universidad de Antioquia (para aprovechar la salida de los estudiantes) y después nos orinamos encima de las cenizas de los clásicos y eso fue un boroló» (Elmo Valencia, entrevista personal, 29 de abril del 2012).En contra de los clásicos para destituir toda la tradición cultural europea, que con su influencia nos ha desprovisto la opción de un pensamiento autónomo.

Así fue como comenzaron. Cuatro o cinco años después, la sociedad les exigió un registro de las ideas que tanto promulgaban, tuvieron que empezar a redactar manifiestos. El lenguaje que utilizaban era desconocido en el país, hablar de niñas de 16 años en embarazo y poner groserías explícitas era inconcebible—como si nadie las dijera en el día a día—. La burguesía de Cali y Medellín reaccionó a favor, invitaban a los nadaístas a eventos, comer y tomar whisky; ¿y por qué? porque la burguesía sí lee, se estaba dando cuenta del cambio.

Los nadaístas estaban haciendo revolución; bien sabrán los que están en el intento que ese camino es culebrero; salían a hacer las cosas que querían y terminaban en la cárcel por tener el pelo largo. Elmo nos contó que cuando era profesor en la Libertadores (periodismo y literatura) empezaba su clase con un poema, no para que se volvieran poetas, si no porque el arte abre la mente. A través del arte conocemos la gente, el mundo. Nos da el ejemplo de Marta Traba, amiga suya que llegó a Colombia y comenzó a valorar el arte, porque acá había un despelote en todo lo que era la cuestión pictórica. Fundadora del Museo de Arte Moderno en los predios de la Universidad Nacional, expulsada por el gobierno (todavía no sabemos por qué) para la calle 24 (donde está el museo actualmente). Ella había propuesto que cualquier estudiante que entrara a primer semestre debía ver historia del arte y sociología, eso lo quitaron, nadie quiere que la juventud piense. Y hablando de mujeres y nadaísmo, recordamos a Patricia Ariza, co-fundadora del teatro de La Candelaria (Integrante de la Unión Patriótica, acusada injustamente de terrorista y amenazada de muerte durante toda su vida por el gobierno colombiano), muchachita que apenas escuchó del nadaísmo llegó donde se reunían los muchachos y dijo «¿quién es Gonzalo Arango aquí? —¿Para qué lo necesitas?——Es que quiero dárselo— ¿Locuras no? Locuras, pero locuras bellas» Elmo Valencia, entrevista, 29 de abril de 2012)

Elmo confiesa que con el tiempo, aprendieron que ni siquiera la revolución puede solucionar los problemas de una sociedad, porque llegan otros y se encaraman en el poder e imponen una religión, un dominio estatal, unas leyes y el hombre seguirá siendo apachurrado.

«Hay que pensar en la libertad del hombre y de sus ideas para que no esté coaccionado ni aplastado, pero uno, el mismo hombre, sigue aplastado por que es muy jodido. Estamos en un estado totalmente degradado, y ni la guerrilla pudo hacer algo, ellos creían que podían hacer revolución y cambiar todo pero no, la revolución se putió, ¿y quién la putió? El narcotráfico» (Elmo Valencia, entrevista, 29 de abril de 2012).

Los censuraron mucho. La primera vez en la biblioteca departamental de Cali, ya teniendo el permiso para dar una charla, cuando llegaron, las puertas estaban cerradas con cadenas, el mismo director de la biblioteca había dado la orden. Así es la doble moral del burócrata colombiano, «le daban a uno el permiso, y después vea hijueputa». En el ochenta, los censuraron en nuestra alma mater (¡quién lo creería!), experiencia que motivó esta carta abierta al rector:

Doctor Eduardo Brieva Bustillo, rector Universidad Nacional, Bogotá:
Señor rector:
Nosotros poetas nadaístas educados en la técnica del golpe de opinión fuimos invitados por la Universidad Nacional para leer allí nuestros poemas los días 11,12, 13 y 14 de agosto. Aceptamos encantados […] Y es así que el día 11 de agosto a las siete de la noche, al tratar de ingresar a la Universidad con el primer poeta invitado, fuimos detenidos por un reforzado piquete de guardia con órdenes perentorias de no dejar ingresar a ningún nadaísta, ni a su público, ‘en previsión de posibles desórdenes’ […] En la alternativa de aprovechar la situación para generar una trifulca de imprevisibles consecuencias haciendo valer nuestro derecho al micrófono, o crear un debate de gran altura intelectual acerca de la libertad de expresión y la censura imperante en la militarizada Universidad Nacional, optamos por lo último y ante manifiesto desencanto […]vinimos a redactarle este Manifiesto […]Poesía es palabra viva, revelación. Y porque como usted, confiamos en el futuro de la libertad de expresión, le recordamos que ella no excluye la libertad de hablar en la Universidad. Y que es insólito, señor rector, que en el ámbito de la cátedra libre se prohíba la lectura de unos poemas. Pero no podíamos evitar la tentación de denunciar, en nuestro carácter de combatientes por la palabra, la deplorable situación de la universidad, ese cadáver. Pues con ese criterio quizás se diplomen los doctores, pero no se formarán hombres libres […] Queremos que la opinión nacional se entere de quién dio la orden de suspensión de nuestros recitales: si fueron las directivas de la universidad o los Altos Mandos […] Rogamos señor rector nos disculpe los problemas que haya podido causarle nuestra vieja manera de ser y deseamos que mantenga su humor bien afilado para evitar aquello que llamaría Fromm: ‘El miedo al nadaísmo’ Del señor rector muy atentamente, poetas nadaístas, Eduardo Escobar, Elmo Valencia, Jotamario, siguen firmas. (Valencia: 162 En Bodas sin Oro)

Ya de eso han pasado muchos años, en el 2008, los nadaístas, en tanto que nadaístas y no otra cosa, cumplieron 50 años. Quedan cinco, antes eran treinta, unos se fueron pa’ la guerrilla, a otros los mataron. Elmo cree que es tiempo de una juventud pensante, verraca, nueva. Pero esta juventud está en retroceso y le interesa hacer plata, no cambio social.

«Yo veo los estudiantes de la Nacional, se van veinte mil por la séptima y llegan a la plaza de Bolívar y se devuelven, no hacen nada; falta un líder, está esa masa de treinta mil estudiantes verracos y no hacen un cambio. Y los profesores están es buscando solucionar su almuerzo. Esas manifestaciones son muy superficiales, no se cohesionan las ideas» (Elmo Valencia, entrevista, 29 de abril de 2012).

Los nadaístas desearían que surja un nuevo grupo, pero no van a manipular a nadie, eso es malo. Quieren que usted se sienta identificado con la esencia del nadaísmo.

«[…]no tenés que ser nadaísta, tenés es que descubrir qué es lo que sucede en el mundo del arte y de las ideas para que salga tu reflexión; pero no adjuntarse a un movimiento, a nosotros no nos gusta ser profesores, yo no quiero adiestrar a nadie; si nosotros nos ponemos a hacer un manejo de las juventudes de ahora, esto sería un partido político, pero el nadaísmo no puede ser un partido político (eso es pa’ los políticos)» (Elmo Valencia, entrevista, 29 de abril de 2012).

Elmo concluye que hay muchas cosas que uno siempre piensa hacer y, concebir pero el establecimiento no deja. A las personas nos falta saber todo sobre los nadaístas. Básicamente, leer. Por si no lo sabían, leer es muy importante. Todo está dicho y todo falta por decir.“Quienes no disfrutan de estos escritos pues tienen la vida un poco limitada, porque allí en esos lugares señalados por los poetas y las escritoras, están algunas de la claves de la existencia” (Patricia Ariza: 223 en Bodas sin oro)

Bibliografía

• Bodas sin oro. (2010). Cincuenta años del nadaísmo. Taller de edición Rocca.
• Entrevista realizada a Elmo Valencia por Carolina Patiño Cuéllar el 29 de Abril del año 2012. Feria Internacional del Libro de Bogotá, año 25.

Salir de la versión móvil