Espacio público y cultura para la convivencia

Cuando se piensa en lo público y en la convivencia, es inevitable ver la incidencia de la cultura o lo cultural en la construcción del sentido de pertenencia y en el mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes.

El espacio público pertenece a todos los miembros de la comunidad, por lo tanto es el lugar de encuentro con el otro, y uno de los principales sitios para el desarrollo del ser social, después del núcleo familiar y la escuela de todos, lleva implícita la idea de no ser de nadie en particular. Este doble sentido de lo público, genera grandes problemas en el momento de la apropiación de los espacios, pues hay quienes piensan que como el espacio no es de nadie, pueden apropiarse de él y hacer en él lo que se quiera sin que nadie interfiera ni les reclame; de igual manera, hay quienes consideran que al no ser dueños de esos lugares, no les importa lo que en el suceda, propiciando o permitiendo su deterioro, el abuso o mal uso por parte de los demás. Esta forma de actuar permisiva se ha generalizado legitimando un paradigma al que nos hemos acostumbrando y que se reproduce permanentemente.

En algunos casos cuando los miembros de la comunidad intervienen buscando defender sus intereses se generan conflictos que deterioran las relaciones y hacen de la convivencia algo verdaderamente difícil, llevando incluso a la violencia.

Por tal motivo es importante generar buenas relaciones con nuestro espacio y la comunidad, saber prevenir los conflictos, y cuando estos se presentan debemos tener herramientas para resolverlos positivamente. En otras palabras para vivir en comunidad también hay que prepararse.

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