El 10 de Julio de 1944, el bus de Don Manuel Pinilla era esperado con ansiedad comunal frente a la alcaldía y a eso de las seis de la tarde cuando por fin llegó, se pudo colocar su radio a todo volumen.
Unas cincuenta personas, que para aquel entonces en Cota era una gran muchedumbre, se apretujaban y se daban codazos para quedar en una posición privilegiada y poder oír el desarrollo de la noticia que ese día podía cambiar el curso de la nación: el secuestro del Presidente Alfonso López Pumarejo. Por más incandescentes que estuvieran los tubos del radio y la perilla del volumen a lo máximo, sólo los más próximos al receptor podían captar la voz del locutor. Los ansiosos Cotenses estiraban el cuello, aguzaban oreja, se paraban de puntillas y cerraban los ojos para ver si de ésta forma podían captar mejor las ondas hertzianas transformadas en palabras y noticias. La noticia sobre el secuestro del presidente López se supo por los tres periódicos: El Tiempo, el Espectador y el Siglo que llegaban para tres determinadas personas: El Siglo para don Miguel Jerónimo Díaz, El Espectador para Ubaldino González y El Tiempo para Eladio Medellín. Entonces se corrió la bola pero de viva voz y todo el mundo espero el bus que llegaba casi alrededor de las seis de la tarde y fue cuando el señor Pinilla se estacionó frente a la alcaldía y prendió el radio, como era de bajo volumen, los primeros escuchaban y de viva voz a los demás les decían que paso lo uno que paso lo otro”.
En Pasto el coronel Diógenes Gil, a las cinco de la mañana de ese día, había tomado a la fuerza al Presidente Alfonso López Pumarejo, sacándolo de su habitación en el antiguo Hotel Niza y trasladándolo a la finca del señor Medardo Bucheli, en Consaca. Nada más se sabía porque las comunicaciones con Pasto y el resto del País estaban rotas. Sin embargo, el rumor generalizado hacía pensar que el presidente estaba fuertemente amarrado con los lazos de enlazar las vacas a una silla coja tapizada de terciopelo azul y colocado en un lugar estratégico de la finca, donde el viento no le pudiera llevar los olores de la comida y el sol no le pudiera dar la hora para indicarle el momento preciso del golpe de estado.
“Además del coronel Gil, colaboraron en el fallido golpe militar, el Mayor Manuel Figueroa Paz y el teniente Luis Agudelo, quien se vino a vivir a Cota, en la finca que es hoy de Pacho Murcia, por donde es el Camellón del Arrayán” De la multitud de los privilegiados radioescuchas, surgieron las voces de varios espontáneos pregoneros que repetían con entusiasmo, con cierto asombro y con ínfulas de radioactores, las palabras emitidas en la Radio Nacional, por el señor Ministro de Gobierno Alberto Lleras. El primer comunicado del gobierno sobre los acontecimientos en Pasto anunciaba en forma rápida a manera de boletín: “Cómo se había roto con un duro golpe inesperado, la tradición democrática y civil de Colombia”. La gente de atrás del tumulto escuchaban a los espontáneos pregoneros la repetición del boletín de última hora e instantáneamente surgían los comentarios asombrosos, las predicciones más sorprendentes y las recomendaciones para pasar de la mejor manera los posibles días difíciles v rumores, chismes y susurros; parecía más peligroso que el mismo golpe militar. En los corrillos de las esquinas y en la aún polvorienta e inverosímil octagonal plaza de mercado de Cota, se hablaba de todo, no se sabía a ciencia cierta, ni se sabrá, pero aprovechando la ocasión no sólo se hablaba del secuestro del Presidente, sino, de las deudas, los amoríos licenciosos y las borracheras con chicha o Pola. Cuenta don Luis Medellín, hablando de la plaza de mercado que “Doña Berta de Ospina Pérez venía a hacer mercado a Cota y el gerente de la Caja Agraria era el encargado de llevarle el canasto.”
Ese mismo día la emisora informaba que “El Doctor Darío Echandia, Ministro de relaciones exteriores había sido designado por el congreso para ejercer el poder,” ¡El poder!, ¿para qué?” diría en otra ocasión el designado presidencial .Todas las actividades se paralizaron, incluida la comida, por lo que el acontecimiento se tornaba cada vez más álgido debido a los bostezos y quejidos intestinales.
Al otro día las cosas no habían cambiado mucho. La gente seguía a la expectativa y también seguían paralizadas las actividades. Este día el pagano fue el almuerzo que vino a servirse tarde; pero con gran regocijo, cuando por medio de la radio y la repetición de la noticia a viva voz: “de que el presidente López había sido liberado por la escolta del Coronel Londoño y trasladado a Túquerres”.
El 12 de Julio, a las cuatro de la tarde en Bogotá, el Presidente Alfonso López Pumarejo anunciaba “que había asumido formalmente la presidencia de la República”.
Los cotenses sin más novedad nacional, regresaron a la cotidianidad, esperando algún otro suceso nacional, para poder oírlo en el radio del bus que iba y venia de Cota- Bogotá.
1.El radio del bus fue la única fuente para recibir la importante noticia del día, debido a que en Cota no había radios, porque no había luz eléctrica.
2. Narración oral de Don Julio Correal, contada en el centro de historia de Cota, el 09 de Julio de 2007.
Bibliografía:
www.umariana.edu.co/ sanjuándepasto.. Universidad Mariana de Pasto.
Dibujo: Por Julio Enrique Bohórquez, tomado de una fotografía de buses de Cota.