La poesía siempre una casa nueva


poesía

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La literatura es un órgano vivo que se alimenta de la lectura, a su vez esta última permite el diálogo entre las viejas y las nuevas propuestas alrededor de los mundos posibles a los que nos transportan los libros. La poesía en Colombia ha tenido distintos momentos, cada uno de ellos nos habla de ese organismo vital.

Es interesante reconocer la producción de las nuevas apuestas, voces que no sólo han adquirido reconocimiento nacional e internacional sino que son prueba de vitalidad de la literatura. Con el ánimo de acercarlos al reciente trabajo poético, presentamos tres poemas escritos por autoras que se perfilan como lecturas indispensables, para quien indague por la literatura actual en Colombia y su producción durante estas dos últimas décadas.

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7 – (Camila Charry Noriega)

De espera en espera consumimos nuestra vida.

Epicuro

Por acá todo es casi fuego a diario,
el perro olfatea en la cocina
las cenizas de la luz;
eso es la desaparición
la ausencia de la lengua sobre el pan,
la materia que desea lo que se hunde
en el misterio del mundo.

Yo no sé si es bueno renombrar,
yo no sé,
pero a veces
cuando amenaza el fuego lo más elemental,
uno se pregunta si de esa manera debe ser todo.

En la cocina
la tetera canta exasperada
y el olor a hierro quemado es el único vestigio
de un agua seca y reseca,
inexistente
entre el fondo negro de la olla.

Otro día es un cigarro que encuentra entre silbidos
el blanco corazón de la colilla que se ahoga;
allí el fuego es pasado,
certeza limpia.

Así también pasa con el cuerpo
y uno sigue preguntándose
qué lo quemará:
una enfermedad en los pulmones,
un carcinoma,
un balazo, una traición.

Quién sabe qué extraño fuego
acabe esta espera.

 

 

Camila Charry Noriega. (Bogotá, Colombia, 1979)

Es profesional en Estudios literarios y aspirante a maestra en Estética e Historia del arte. Ha publicado los libros Detrás de la bruma, El día de hoy, Otros ojos, El sol y la carne. Ha participado en diversos encuentros de poesía en Colombia, América y Europa.  Algunos de sus poemas han sido traducidos al inglés, francés, rumano, polaco, portugués e italiano.

 

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Alfabeto del tiempo – (Lucía Estrada)

 

Memoria de Eugenio Montejo

 

Imposible saber la hora del polvo
que se acumula y va tomando cuerpo
en lo que no miramos con fijeza.
Solo y amargo,
como un presentimiento,
tiembla un instante a contraluz
mientras se extinguen los minutos, las palabras,
los pasos que acercan su verdad.
¿Y qué haremos?
¿Qué haremos con su nombre?
¿Qué haremos con el enigma que todos intentamos descifrar?
¿Qué haremos con la sombra?

Bocas abiertas al hastío, las palabras;
puertas cerradas para siempre, los minutos…
porque siempre es ahora.

Miro el polvo acumulándose sobre las cosas,
pequeñas sílabas de un alfabeto anterior
que diluye mis palabras en oscuras imágenes
que no logro entender.
Tiempo, ¿qué haremos con el horizonte?
Muda de un silencio antiguo,
extiendo mi mano para que no pasen,
para poder mirarlas un poco más,
para que el no saber me acerque a ellas,
para hundirme en su no aspiración
y desaparecer secretamente
como un enigma,
como una sombra,
o como el pájaro muerto
al que ningún aire reclama.

 

Lucía Estrada (Medellín, Colombia, 1980)

Ha publicado los libros: Maiastra (2003), Las Hijas del Espino (2006), El Ojo de Circe (2007), La noche en el espejo (2010), entre otros. Premio de poesía Ciudad de Medellín, 2005, Beca de creación en poesía, Alcaldía de Medellín, 2008. Premio Nacional de poesía Ciudad de Bogotá, 2009.

 

***

 

Ahora a tiempo – (María Gómez Lara)

 

iba a llorar por él y por mí y por todos los que andamos perdidos sin retorno
pero esta vez no me quiebro estoy a tiempo
esta vez ya sé y aún no es tarde aunque parezca que él va a correr que no está que nunca             estuvo que sus pasos son huellas que se ha ido que no puede quedarse
porque no porque no porque no quiere

aunque sí quiera aunque a veces me lo diga y me mire de cierta manera
como si yo cargara el mundo para ayudarlo por un rato con su peso con su propia sombra

como si yo fuera también un poco tonta como la otra vez como antes con el otro él que no era él pero el mismo sentido de estar huyendo perpetuamente huir como quien se queda y no hay quien pueda perseguir atajar rastrear semejante        voluntad de fuga

vuelvo a él que me mira a veces como el otro él como si yo fuera un poco tonta otra vez retrocediendo sin haber aprendido nada de la última caída de tener que derrumbarme y rearmarme con cenizas y gritar y buscarme entre la nada y reconstruirme como pude mientras el tiempo afuera no pasaba
como si yo fuera otra vez a suspenderme para querer quedarme en sus brazos para siempre

pero pero pero

aquí hay un pero y tres y cuatro aquí me salvo porque esta vez aunque no parezca aunque quiera llorar por él y por mí y por todos los que andamos perdidos sin retorno esta vez

no me quiebro no me engaño estoy alerta que se vaya y no vuelva nunca más
que se vaya que se vaya antes de romperme esta vez no me rompo que se vaya si la historia es igual y ya sabemos algo se aprende de los golpes ya sabemos desde antes que no va a abrir la puerta no me va a dejar llegar

 

María Gómez Lara (Bogotá, Colombia, 1989)

Estudió literatura en la Universidad de los Andes en Bogotá y tiene un máster en escritura creativa en español de New York University. Actualmente cursa un doctorado en el Departamento de Lenguas Romances de Harvard. En 2014 fue galardonada con el Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe a la Creación Joven por su libro Contratono. Algunos de sus poemas también han sido traducidos al italiano y al árabe.

 

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La poesía siempre una casa nueva
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