Al parecer, es la muerte de lo único que podemos tener una certeza absoluta, pues se nos muestra tan real, tan directa y tan irreversible; sin embargo, el hombre siempre ha buscado otorgarle el beneficio de la duda, ¿qué hay después de la vida?, ¿hay un después de la vida?, ¿podremos algún día llegar a ser inmortales?, ¿la inmortalidad existe? La formulación de dichas preguntas, no solo ha despertado la creación de diferentes teorías en la búsqueda de una respuesta, sino que también le ha dado al hombre una luz de esperanza que se opone al final de su vida. Asimismo, las reflexiones acerca de la muerte no solo han dado como resultado la preocupación por el alma o el espíritu, sino que también, en algunos más vanidosos, ha engrandecido la preocupación por el envejecimiento del cuerpo. En razón de aquello, hemos visto, en el pasar de la historia, las diferentes formas en que el hombre representa ese deseo no solo por la inmortalidad, sino también por la juventud, lo que ha dado como resultado tanto a seres divinos y hermosos, como a seres grotescos y repulsivos.
El primer documento registrado en la historia de la humanidad nos demuestra por entero la larga agonía que ha tenido el hombre por su muerte: la Epopeya de Gilgamesh o el Poema de Gilgamesh. Este escrito mesopotámico, compuesto por doce tablillas de arcilla, narra las aventuras de Gilgamesh, Rey de Uruk, quien a pesar de tener una tercera parte divina, sometió a su pueblo a una tiranía. Por ello, los dioses deciden crear un guerrero salvaje, llamado Enkidu, quien al poseer esta naturaleza obliga a Gilgamesh a enviar una mujer para calmar sus apetitos, esto resulta en el casamiento entre Enkidu y dicha mujer. En la noche de bodas, Gilgamesh llega al casamiento a «probar» a la novia, como tiene costumbre; sin embargo, Enkidu se opone a ello, esto termina en una gran batalla, aunque posteriormente llegaron a ser grandes amigos.
Después de ello, Gilgamesh convence a Enkidu para ir en búsqueda de un demonio llamado Humbaba, quien a pesar de caer muerto, desata en sus vidas una gran aventura. Después de muerto Humbaba, Gilgamesh rechaza a una poderosa enamorada que, ofendida, decide enviar al Toro del Cielo para vengarse; sin embargo, al caer muerto por obra de los dos amigos, el asesinato desata en los dioses un deseo de castigo y deciden dar muerte a Enkidu. A partir de aquello, Gilgamesh sale en una búsqueda riesgosa por la inmortalidad de su amigo y después de dos intentos fallidos por obtenerla, uno en el que se duerme por seis días a pesar de habérsele pedido estar despierto por siete, y otra en la que a pesar de haber conseguido la planta de la inmortalidad, le es robada por una serpiente, Gilgamesh vuelve a Uruk para ver morir a su amigo. Más adelante, finalizando el poema, se cuenta que Gilgamesh le pide ayuda a los dioses para que vuelva Enkidu del inframundo, razón por la cual se abre una puerta en el centro de la Tierra por donde sale Enkidu, quien le cuenta a Gilgamesh todo lo visto en ese lugar aunque no queda claro si vuelve con su cuerpo o solo con su espíritu.
Sin embargo, las referencias a personajes inmortales, no solo se quedan en esta parte del mundo, ya que dentro de la mitología china, encontramos la aparición de los «ocho genios» también conocidos como «los ocho inmortales». Los ocho inmortales son humanos que debido a sus méritos en la práctica del Tao —sistema filosófico y religioso chino— alcanzan la inmortalidad, como un premio concedido por su santidad, por eso se consideran divinos. Sus nombres son Li Tieguai, Han Zhongli, Lang Caihe, Zhang Guolao, He Xiangu, Lu Dongbing, Han Xiangzi y Cao Guojio, y tuvieron que superar diferentes pruebas para demostrar su rectitud y sus prácticas religiosas. Debido a que son mitos de tiempo atrás, la historia de cada uno de ellos ha sido acoplada para enseñar las diferentes prácticas religiosas; sin embargo, la historia que más ha influenciado a practicantes de la cultura occidental es la historia de la única mujer del grupo, He Xiangu, quien a pesar de llevar un estilo de vida apegado a las creencias espirituales, se le negaba constantemente el don de la inmortalidad al no estar preparada. Debido a ello, una noche decidió preguntar las razones, a lo que se le respondió que la culpable era su belleza, ya que se sugería que la importancia de esta sobrepasaba su devoción por la filosofía Tao, lo que le cerraba indefectiblemente la puerta del reino inmortal. Por ello, He Xiangu sumerge su hermoso rostro en una olla de aceite hirviendo, para demostrar su desapego de la belleza, lo que la llevó a su renacimiento en la inmortalidad con el rostro en perfecto estado.
De la mortalidad a la inmortalidad, de la belleza a la fealdad
A lo largo de la historia, los seres inmortales que han surgido de la imaginación del hombre demuestran constantemente su deseo por la inmortalidad. A continuación, mencionaremos tres de los ejemplos más conocidos, lo que nos llevará de un mundo de belleza y luz a uno más oscuro y temible.
Unos de los seres más cercanos a la divinidad de los dioses son los Elfos, y aunque han sido confundidos y denigrados, de hecho son presentados como simples enanos con aspecto horrible y muy malvado, en la saga que ofrece J. R. R. Tolkien, se eleva de nuevo su imagen, y se retorna a la grandeza que se les otorgaba en la mitología nórdica. Tolkien, muy apegado a la mitología celta [1], nos da la posibilidad de conocer la imagen del Elfo como un ser con contextura de hombre, pero superior en belleza, y sabiduría. Sus rasgos delicados, orejas puntiagudas, labios finos, extrema palidez y su inmensa bondad los hacen parecer una raza poco hábil y fuerte, pero superan al hombre en fuerza y estrategia, y aunque prefieren el uso de los arcos por su efectividad, también son excelentes maestros de la espada; son fieles amantes de la música y el arte, esto los convierte en los mejores artesanos de los dioses. En cuanto a su larga vida, a pesar de no quedar muy claro sí viven por un tiempo largo pero limitado o si son eternos, en los libros de Tolkien se afirma que no son susceptibles ni a las enfermedades ni a la naturaleza, pero si pueden morir por causas violentas o por una tristeza muy grande. Por último, en la mitología nórdica, dentro de la escala divina, los Elfos están ubicados en segundo lugar, después de los dioses Aesir y Vanir.
Ahora, en segundo lugar, uno de los seres inmortales más conocidos en la historia y que llena infinidad de páginas en muchísimos libros es el Vampiro, uno de los seres más temibles, aunque en la actualidad no tanto. Mucho hemos escuchado de ellos, que son muertos que vuelven a la vida con un deseo insaciable de sangre humana, que son alérgicos al sol y que son fácilmente asesinados con una estaca, una cruz y agua bendita. Sin embargo, ¿sabemos cómo funciona su cuerpo?, ¿por qué son bebedores de sangre?, ¿a qué se debe la palidez de su piel?, a estas preguntas responderemos en el siguiente relato.
En uno de los primeros libros en los que el vampiro empezó a tomar protagonismo y dejó de lado el medio aparecer en párrafos cortos, Vampire. The Masquerade, escrito en 1992 por Mark Rein, se narra lo que podríamos llamar la anatomía del vampiro. El vampiro empieza explicando que en cuanto a su boca, los colmillos solo sobresalen en el momento del ataque, de manera que cuando no hay ataque alguno un tejido flexible en la base de las encías le permite esconderlos o extraerlos, según sea el caso; por otro lado, la saliva del vampiro le permite curar las incisiones creadas por la mordida y también las heridas propinadas por sus garras; sin embargo, este poder curativo solo se reduce a las lesiones causadas por estas. Después, la palidez de su piel es producto de su aversión al sol, consecuencia de la falta del fluir de la sangre en sus venas y, finalmente, por su estado de muerte. Luego, en cuanto al funcionamiento de su cuerpo, al estar prácticamente muertos, los órganos en su totalidad se atrofian. Entonces, por ejemplo, los pulmones dejan de funcionar, por eso obtiene el oxígeno necesario para su funcionamiento de la sangre que bebe. Sus arterias se secan, al no circular sangre y el corazón también deja de latir, de manera que la forma en que la sangre se extiende por su cuerpo es por osmosis, razón por la cual un vampiro llora lágrimas de sangre, y por la que es imposible matar a un vampiro enterrándole una estaca en el corazón, ya que al no bombear sangre, no es necesario para el funcionamiento del cuerpo, simplemente la estaca los deja en un estado de coma.
La sangre que es bebida por el vampiro le ayuda a curar sus heridas sorprendentemente rápido, y aún a recrear órganos mutilados, claro está, solamente bajo el «molde» del cuerpo antes de morir. No obstante, esto no significa que el vampiro no sienta dolor ni sangre, ya que la sangre por una clase de instinto llega a las heridas del cuerpo (esto no es claramente explicado por el vampiro). Por ello, y para que le sea posible la movilidad y funcionalidad de su cuerpo, el vampiro necesita beber sangre de manera constante, debido a que le es imposible regenerar él mismo su sangre. De hecho, la única forma de terminar con la inmortalidad de un vampiro es por exposición al sol o al fuego, los totales contrarios de su vida fría y oscura. Por último, y algo que a la mayoría le causa curiosidad, es la aparente imposibilidad del vampiro para tener relaciones sexuales, lo cual es desmentido al informar de la capacidad del vampiro de acumular sangre en la parte del cuerpo que ellos deseen. Sin embargo, la pulsión sexual no significa mucho para ellos, ya que es el ansia de sangre la que los ciega, y más allá de ella, no hay nada más placentero.
Después del oscuro encanto de los vampiros, podemos encontrar un ser inmortal mucho más macabro, mucho menos racional, más oscuro y más demoniaco. Esta vez, lejos de Europa, se encuentra el origen de uno de los seres que más fuerza ha tenido en la actualidad para la cultura popular, tanto en comics como en series de televisión y cine, los zombis. Para encontrar los orígenes de este popular ser inmortal hay que dirigirse a Haití donde el vudú es una parte muy importante de la religión, la mística, y lo desconocido. Aquellos que llevan a cabo este tipo de prácticas son responsables de lo que hoy conocemos como zombis. De esta pequeña isla surge el primer ejemplar literario que habla acerca de los zombis, The magic island escrito por William Seabrook en 1992 [2], ahí se detallan sus experiencias personales con el vudú haitiano más ortodoxo, que aunque pretende hacer una narración científica, es catalogado como ciencia ficción. En 1928, Seabrook, en compañía de su esposa, partió a Haití auspiciado por el gobierno estadounidense, con el fin de retratar las condiciones de vida de la isla y su economía; sin embargo, lo que más llamó la atención de los lectores fue la exploración realizada en la que se compromete la visión esotérica de los más grandes secretos del vudú, aunque al parecer esto no haya sido de mucho agrado para sus mentores.
Antes de avanzar se debe entender que míticamente un zombi es un cadáver animado mediante un espíritu esclavo que es manipulado por un bokor (un sacerdote de poder de la religión vudú). No obstante, la cultura popular ha desarrollado dicho concepto enfocado en la vida después de la muerte, en la cual desparece toda y cualquier voluntad. Identificar a los zombis es algo sencillo: son lentos y se balancean al caminar, tienen una cara inexpresiva, un ansia inexplicable por la carne humana y emiten sonidos guturales e incomprensibles, características heredadas de la mitología vudú, en este caso de los Guédé.
Popularmente en Haití se conocen rituales en los que el sacerdote vudú asegura crear esclavos no-muertos. No obstante, una aproximación científica ha develado que suelen entregar ciertas sustancias con las cuales se entra en un estado similar a la muerte [3]. En esta isla el esclavismo fue en su tiempo el principal protagonista, el zombi nace como un esclavo de la voluntad ajena, sin posibilidad de libertad, pues su alma se encuentra muerta y con ella la posibilidad del libre albedrío. La inmortalidad ya no es divina ni atractiva, es por el contrario una muestra de decadencia y corrupción a manos del peor demonio concebido: un humano esclavista.
Inmortalidad en la ciencia, sí es posible
Bien hemos visto que la ciencia ha desmeritado cualquier posibilidad que haya emprendido el hombre por alcanzar la inmortalidad, y sobre todo ha desmentido tajantemente las historias que ya contamos. Sin embargo, algo que nos da la posibilidad de creer que en la ciencia si puede haber un proyecto en búsqueda de la inmortalidad es la película Transcendence, dirigida por el director Wally Pfister.
Transcendence [4] aborda un nuevo proyecto científico por medio del cual se busca la creación de una maquina autoconsciente, razón por la cual inicia con una conferencia que proporciona una explicación de lo que quieren lograr con el proyecto, dirigida por el científico Will Caster. Al terminar la exposición, un integrante del grupo revolucionario antitecnología (RIFT) hiere de muerte a Will con una bala radioactiva. Ante esto, su esposa Evelyn, científica asociada al proyecto, decide pasar la conciencia de Will a la súper computadora que el proyecto ha desarrollado, lo que resulta un éxito, quedando allí la conciencia de Will, después de la muerte de su cuerpo. A partir de aquí, lo que se supone que es Will, pide a Evelyn una conexión a internet, lo cual lo ayuda a encontrar un pueblo abandonado donde pueden iniciar todos los avances científicos que querían lograr antes de su muerte. En el transcurrir de la película, se puede ver cómo han construido una gran infraestructura en la que no solo le permite a Evelyn la constante comunicación con su esposo, sino también la realización de diferentes experimentos científicos que desarrollan campos como la medicina, la biología y la tecnología a partir de nanopartículas que no solo reconstruyen un arbusto seco, sino que también curan la ceguedad de nacimiento. Esto le da un inmenso poder a Will que se ve reflejado en la imposición de su conciencia a personas tratadas con sus nanopartículas, lo que asusta enormemente a Evelyn.
Al notar la rapidez en la que se desarrolla el proyecto, RIFT decide atacar la base científica de Will, sin embargo, descubre sorprendentemente que aquellas personas que son heridas o aquellos aparatos que son dañados, son reconstruidos automáticamente por las nanopartículas de Will, convirtiéndolos prácticamente en inmortales. Por ello, deciden secuestrar a Evelyn, quien finalmente cede para implantarle un virus que no solo acabaría con Will, sino también con toda la tecnología del mundo. Después de que es liberada, Evelyn regresa a la base y encuentra a Will en cuerpo orgánico, pues no el virus no logra hacerle daño, razón por la que RIFT se alza en armas hiriendo gravemente a Evelyn; en este punto Will decide curar a Evelyn por encima de la tecnología que había creado y explica que su propósito no solo era otorgarle inmortalidad al hombre, sino también devolverle la vida al planeta, purificando las aguas por completo, regenerando bosques infértiles, limpiando el aire de contaminantes y reconstruyendo los polos ya deteriorados, una vida inmortal tanto para el hombre, como para la naturaleza.
Entre la vida y la muerte
Bien, hemos visto en este pequeño recorrido que el deseo del hombre por encontrar una larga vida y una juventud eterna, lo ha llevado a imaginar una infinidad de historias que ha enaltecido la vida eterna por su belleza, como en el caso de los Elfos, la nanotecnología (controlada) y un poco en los vampiros, o la ha denigrado a la fealdad y a la pérdida de voluntad como en los zombis. Por otro lado, vemos que todo aquello implica un sacrificio, Gilgamesh emprende un duro y peligroso viaje para encontrar la inmortalidad, los ocho inmortales sacrifican su vida y sus acciones, los vampiros sacrifican los deseos y anhelos por sangre, los zombis sacrifican su voluntad y en la ciencia se sacrifica el otorgarle la voluntad a otro, ya sea una conciencia o una maquina; de todo lo anterior, queda la pregunta, ¿cuánto o qué estaría dispuesto a sacrificar el ser humano para obtener la inmortalidad?
————
[1] ^ Téngase en cuenta que la mitología celta es sinónimo de la mitología nórdica.
[2] ^ Sin embargo hay que tener en cuenta la existencia de novelas de terror como Herbert West: Reanimador (Lovecraft, 1992) e incluso el clásico Frankenstein o el moderno Prometeo (Mary Shelley, 1818) quienes van a influir en toda la literatura que considere la vida después de la muerte y la intervención humana en cuerpos inanimados.
[3] ^ Es por esto que en su código penal la «zombificación» bajo el artículo 246 es castigada penalmente como intento de asesinato.
[4] ^ Se indica al lector que en este apartado se hará una breve descripción de la película, por lo cual se recomienda ver la película antes de continuar con la lectura del apartado, y saltar a la lectura del apartado «Entre la vida y la muerte».
Bibliografía
Quirarte, V. (1995). Sintaxis del vampiro, una aproximación a su historia natural. Ciencia y desarrollo, 123, 19-33.
Pfister, W. (2014). Transcendence [Película]. Estados Unidos: Alcon entertainment.