“Ojos azules, no llores; no llores ni te enamores…” (Manuel Casazola Huancco) La tarde se había ido sin pedir permiso y la Virgen del Rosario con el Santo Francisco de Asís habían cum­plido su misión por ese día, de modo que cuando él llegó hasta la esquina de Lavalle y Alverro, bajando por la callecita …