En medio de un silencio nocturno
Nuestros deseos se fusionan.
Con labios apretados
Contorsionamos nuestros cuerpos.
Tus manos se han aferrado
a las sabanas delatoras,
el éxtasis se acerca
tus pezones lo pregonan.
Gemidos reprimidos,
que logran escaparse
hasta fisgones oídos.
Un edificio atento.
Envestida de toro.
¿Qué importa lo que digan?
He eyaculado mi alma
Y tras un grito vehemente
Jadeas el aire enrarecido.
Veo en tu rostro
una sonrisa halagadora
y una mirada disipada
Sin censura,
sin pena,
sin nada.